domingo, 6 de mayo de 2012

El Arbol de la Vida



EL ARBOL DE LA VIDA

Me acosté un instante buscando el sueño reparador que me haga olvidar de todo. Cerré los ojos y  entre sueños vi un árbol iluminado. No sabía cómo ese árbol había llegado ahí, pero ahí, estaba: inmaculado, imponente, pero árbol al fin. Y vi, que de sus ramas brotaban hojas. Estas,  aumentaban su tamaño, cambiaban su forma y color, como si de un progreso se tratase. Luego, las mismas hojas, superado su pico máximo de esplendor, comenzaban a secarse, a perder vigor; y, tambaleantes ante el viento que las azotaban, iban cayendo una tras otra, cerca de las raíces gruesas de aquel mágico árbol. Raíces  que penetraban la tierra de aquel desconocido lugar.

Me enmudeció imaginar lo que sería aquel árbol sin hojas. Más allá de lo relativo de la belleza, supuse que no se vería bien. (Bueno, “bien” no es el término más adecuado, ya que: ¿quién soy yo para juzgar lo q está bien o está mal?… pero en términos subjetivos de belleza, la belleza que proyectaría aquel esquelético ser vivo vegetal rondaría los adjetivos de: “naturaleza muerta”, “tétrico”, “mortecino”, etc.). Y que con el tiempo, terminaría él, con el mismo destino de la última hoja que lo había abandonado, en algún otoño perdido, en los tiempos de los tiempos. Ya que, esas pequeñitas partes del árbol que brotaban, crecían, se desarrollaban para luego ir marchitándose hasta la despedida final; cumplían, desde su porción del TODO, como antenas receptoras de una energía invisible pero latente, convirtiéndose en instrumentos fundamentales para el propio desarrollo y crecimiento del árbol. Una energía vital, intangible, impalpable, efímera en la eternidad del universo

Fue ahí que aprendí que, en una simbiosis solidaria, las hojas necesitaban del árbol para vivir, ya que de el nacían. Como así el árbol necesitaba de ellas para no perecer en el olvido de la NADA, que era de donde había venido. Uno dependía más del otro, pero sin el uno u el otro, ambos estarían condenados a desaparecer.
También me percate de otros factores musicales que interactuaban en la escena cósmica. Factores que escapan a la comprensión de mi intelecto, pero que maravillaban de solo verlos. Porque hubo ratos en que una música en forma de agua y en apasionada emoción, se abalanzaba sobre él, se desplomaba sobre la tierra circundante y se filtraba, bien hacia lo profundo de la misma, hacia dichas raíces sumergidas en el subsuelo del espacio. O también estaba ese silbido, tenue o violento en ocasiones, que solía mecer las ramas y sus hojas habitantes, como arropándolas y deseándoles dulces sueños.  Pero que también servía como ente de sacudón y despertar.

Y fue que de golpe, del árbol, asomó un fruto, tímido, entre unas enormes hojas ejemplares. Otro fruto asomó mas allá, y uno nuevo por acá, y dos más en las hojas del norte. Y más, y más…. Como jugando a la escondida pero al revés, los frutos emergían como burbujas desde el fondo del mar, que ascendían frenéticas  con la única misión de encontrar aire donde desvanecerse. Y el árbol quedaba bello y colorido escondido detrás del manto de hojas, ramas y frutos, como una luz en el medio de la nada, como una voz en la soledad. Hermoso

Pero llego un periodo donde no había esa energía necesaria para el funcionamiento óptimo del árbol. Y las hojas caían en manadas, los frutos se secaban hasta quedar su corazón al cielo, y el árbol; raquítico, tenebroso, soportaba en silencio;  como aguardando que el tiempo renueve sus horas. Porque  ese árbol parecía saber que tarde o temprano esa energía volvería. No hacia más q soportar la desnudez de su humilde condición en silencio, triste, pero con dignidad y con la esperanza del que sabe el final.

Fue ahí que comprendí todo. Y del éxtasis desperté de aquel mágico sueño. Todo eran capas, todo era cíclico, todo guardaba los mismos principios, por mas insignificante que fuese, por más grandioso que fuera. Porque claro, el TODO está en TODO, y todo lo que fuese parte de ese TODO sería como él.
Entonces baje de mi cama, donde todo es “liquidez”, funcionalidad, negocio. Donde las reglas la dicta el poder, y donde el Poder es un vicio mayor que respirar. Donde unos pocos mandan y unos muchos acatan. Donde la especie alcanza su pico máximo de decadencia hasta el punto de someterse al peligro de la extinción.
Desperté en mi siglo, el 21, donde lo barato sale caro y lo caro cuesta una vida. Donde la suerte está casi echada desde la cuna donde uno nace. Donde el rating marca tendencias, y donde pensar suena aburrido.
Apoye los pies en la tierra de los vicios, en la era del egoísmo, para contentar una existencia vacía, equívoca, peligrosa. Donde el fin justifica los medios, y donde vale todo con tal de ganar. Donde la libertad es puro “merchandancing imperialista”, y donde la organización social permite que haya desigualdad entre iguales. Donde para vivir tengo que trabajar para poder recibir un papel con cierto valor virtual que pronto tendré que poner en circulación en un mercado voraz, pagando todo lo que me obligan para subsistir, mientras, esos pocos que crearon ese “anillo de poder, el Uno para dominarlos a todos” juegan a tener más y más. O donde ciertas personas juegan a controlar y canalizar esa energía mágica llamada Fe dentro de nefastas instituciones religiosas que lo único que desean es poder, control, achatamiento de masas y conflictos.
Pise firme el suelo de mi casa, que está en un planeta donde una especie animal  se comporta mas como virus que como su verdadera condición de mamífero. Donde la mentira me llega en forma de imagen audiovisual adornada de mil luces y pirotecnias empaquetadas en una caja llamada televisión. Donde hasta el artista se olvido de hacer arte por el simple amor de hacerlo, para transformarlo en una mercancía de intercambio y en un inflador de su propio monstruo interno llamado “ego”. Donde el ego es todo lo que tengo y lo único que me enseñan a alimentar.  En un mundo donde nadie es enseñado a asumir las consecuencias de sus actos, ni mucho menos a pensar antes de interactuar con otros. Donde todos ignoran que la libertad propia termina en la ajena, y que si quiero al prójimo, me estoy queriéndo a mí mismo, ya que todos juntos jugamos en el mismo equipo.
Me calce y me vestí mientras veía donde estaba realmente. En un planeta hermoso al cual desde la avaricia, el egoísmo y la ambición, estamos fundiendo en una suerte de agonía cancerígena. Donde los inteligentes no son los que dicen ser inteligentes. Donde una imagen vale más que mil palabras y donde la palabra es usada sin reparos del poder que tiene el comunicarse con el otro y lo que puedo influir en él. Donde las mentiras son piadosas, la envidia es sana, donde la violencia vende, o lo correcto es de idiotas, en donde el solidario es un boludo y el garca un vivo. Donde todo en derredor es caótico y las sonrisas cotidianas son a cuenta gotas
Me peiné y me perfumé entre toda esa mierda que me rodeaba y me amargaba y me hacia desear no haber venido a este mundo en esta época. Donde te enseñan que es utópico pensar en poder desarticular la maquinaria que hace funcionar este maldito sistema de organización social mezquino. Donde no te dejan soñar pero te mantienen adormecido, donde nunca se incentiva a pensar. Un lugar donde es más importante acumular dinero antes que sabiduría
Cuando abrí la puerta de mi casa, y salí, me di cuenta que igual sonreía en silencio. Porque comprendí que soy como aquella hoja del árbol mágico que se ilumino en mi sueño. Que tengo un ciclo aquí en vida que cumplir para alimentar a ese árbol llamado vida… y que como todo ciclo, toda esta basura de existencia que me toca vivir a mí, algún día cambiará, y otras hojas podrán disfrutar de la energía vital. Esa que hoy brilla por su ausencia, y bien que hace…



TDL

1 comentario:

  1. Ya te habia dicho esto alguna vez pero dsp de leer esto lo reafirmo con todo mi ser...
    * Creo que si cada uno de nosotros tuviese la iniciativa de lograr un cambio interno que repercuta en el TODO de todos como vos lo haces, seria el inicio de algo profundamente hermoso y perfecto como es el equilibrio y la armonia entre la energia de todas las almas que habitan este planeta...*
    Que tu ejemplo logre un sin fin de risas oscuras.
    :)

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